viernes, 7 de noviembre de 2008

Estampas pekinesas
















Bueno, bueno, bueno,

aprovechando estos cuatro días libres que me deja mi nuevo empleo, voy a ver si insuflo un poco de aire a este blog que, os recuerdo, está en bragas y calcetines. Para hacerlo he pensado que voy a cambiar un poco el tercio, le voya poner un buen sostén (cosa que ya quisiera para sí la duquesa de Alba, que la pobre mujer lo primero que dice por las mañanas según se pone en pie y las tetas le cuelgan es: "joder, qué frío está el suelo").


Bien, me propongo recuperar en próximas entradas el tema EEUU (por cierto, ganó Obama "we can") que he de confesar me tiene un poco preocupada porque no encuentro fotos de lugares como el Gran Cañón o el parque nacional de Yosemite que, desde luego, yo tenía y no sé dónde han ido a parar (tranquilos, ávidos lectores, que todavía tengo una jartá de ellas, sobre todo de Yellowstone, usease, que no os pase ná!). Pero ahora os voy a deleitar con una serie de estampas pekinesas (mucho más bucólicas que la de una entrada anterior, la del retrete) que espero sean de vuestro agrado.

A ver, en China estuve, creo, en 2005. Pekín se preparaba a golpe de excavadora para los juegos olímpicos de este año, de forma que los huttongs (los antiguos y laberínticos barrios obreros) estaban siendo demolidos para dar paso a una ciudad más moderna y occidentalizada (una verdadera lástima porque esos barrios tenían su aquel -hablando siempre desde el punto de vista del viajero que busca lo exótico y esencial de una país, ojo-).



El caso es que era agosto y en esa época el calor es insoportable. 40 grados sin ver el sol. Porque en Pekín (Beijing) no se ve el sol. La contaminación no te deja. Yo tenía todo el rato la sensación de respirar polvo en suspensión y, probablemente, así era. La actividad en el centro de la ciudad era frenética: puestos de comida o bebida desde los que constantemente salía un "hello", motos, bicicletas (y taxisbici) por todas partes, impresionantes colas de gente aquí y allá (por cierto, imposible ver a Mao, el mausoleo estaba siempre petao, claro que para lo que nos iba a contar el hombre).

La espartana plaza de Tiananmen me pareció uno de los lugares más desoladores de la tierra, esta vasta y descarnada extensión de cemento que a menudo sobrevuelan tristes cometas es de visita obligada para los chinos que hacen turismo interno (porque lo hacen y no poco). Lo mismo que la Ciudad Prohibida, la morada de los antiguos emperadores de este país. Visitarla fue una auténtica tortura. A mi mentalidad occidental le resultaba muy difícil encajar el hecho de que estar en una cola no tuviera nada que ver con estar guardando el turno (a los chinos las colas se la pelan, ellos pasan como apisonadoras). Lo de que me empujaran y me clavaran el codo en el costillar para desplazarme deliberadamente me sentaba a cuerno quemao. Pero lo peor, lo peor, lo peor de todo es que hicieran todo esto al tiempo que se arrancaban un gargajo del pecho (con toda la parafernalia que esto requiere y puede que más) y lo lanzaran acá o acullá sin mirar siquiera si te acertaban en un pie (que a puntito estuvieron).
Japillos aparte, lo cierto es que hay algo desabrido en el trato de los chinos hacia quienes les visitan que no sé bien cómo calificar, tampoco soy capaz de identificarlo pero baste decir que a menudo tenía la sensación de no ser bienvenida en ningún lugar. Es una percepción que no he tenido en ningún otro sitio de cuantos he visitado (que, contando Cuenca, han sido, por lo menos, por lo menos... cuatro).

Pero no quiero influir en vuestras opiniones ni desanimaros si estáis pensando en viajar al gran monstruo asiático. Eso sí, aseguraos de llevar unas mínimas nociones de chino mandarín porque son utilísimas ya que casi nadie habla inglés y hacerse entender a menudo acaba con las energías de uno (vaya, ya me ha salido otra frasecita poco alentadora... ains).

En fin, como habréis supuesto, las fotos son de Pekín y de la muralla china (el tramo de diez kilómetros que va de Jingsalaw a Samatai). Un besito a todos.

Uy! Se me olvidaba. Hay un blog muy divertido de una chica catalana que trabaja y vive en Pekín. Os lo paso.

http://www.fotolog.com/diariodepekin

1 comentario:

Sarat dijo...

Ay Sonia que voy babeando mirando las fotos de tus viajes y con ese desparpajo con el que escribes que casi vivo la historia como si hubiera estado allí.
¡Me encanta! y espero poder ir a China, a EEUU y a Tocbuntú (contigo a poder ser...) algún día de estos en que nos toque la lotería de San Martín de Alonsótegi que es el más generoso del mundo mundial.
un beso