jueves, 13 de noviembre de 2008

Trabajo peligroso

Mmmmmm.... mi nueva ocupación me tiene fascinada. No es que sea muy interesante pero estoy feliz del salto (de la rana) profesional que he dado. Claro que ayer ya me dí cuenta de que tanta alegría tenía que llevar aparejado un precio. Y así ha sido. Ayer entré en contacto con LOS PELIGROS DE MI TRABAJO.
Bueno, a estas alturas, quien más quien menos, ya os habréis enterado de que estoy realizando una sustitución en el Aeropuerto de Loiu (sustitución que espero se prolongue hasta el infinitoooooo o más). Pues, bien, entre mis tareas está la de hacer una revisión de las instalaciones de la terminal para encontrar fallos que requieran ser subsanados por parte del personal de mantenimiento. Esto incluye también los baños de tooooodo el aeropuerto. En uno de ellos (de minusválidos, situado, probablemente, en una de las zonas menos transitadas de todas las instalaciones) encontré un contenedor de compresas inusualmente colocado en medio-medio (vamos, como para entrar con una silla de ruedas...). Como soy muy escrupulosa con mi trabajo y no me costaba nada, entré para colocar el contenedor donde debía estar y no donde estaba... y todo esto sin darme cuenta de que la manilla interior de la puerta estaba prácticamente colgando. Obvio decir que no había hijo-madre que saliera de allí. Afortunadamente, llevaba conmigo a mi amigo walkie (talkie), asi que cuando, tras varios minutos de forcejeo, empezaba a sudar, decidí hacer uso del dichoso trasto... en una frecuencia... en la que me oyen unas... 10 ó 12 personas (calculo)... Con tanto público, a mí me daba la risa. Por fortuna, conseguí hilar unas cuantas palabras seguidas y una estupenda compañera (gracias, Amalia) me “copió” y se apresuró a venir en mi busca. “Apártate de la puerta”, me dijo, “voy a hacer una entrada de película” (cosa imposible porque la puerta abre hacia fuera). Mientras llegaba, en compañía de un apuesto joven (otro compañero de información), me dediqué a apuntar en mi parte de incidencias el susedido que nos ocupa y a partirme el culo, sentada en la taza del wc, junto al contenedor que había desencadenado todo el incidente... Minutos después el aseo quedaba clausurado hasta subsanar el problema. Y ahora el problema es que mañana he de hacer una nueva revisión y, claro, ¿quién es la guapa que vuelve a meterse, talkie en ristre, en ese habitáculo? Moi, no.
Ay, ya os informaré de la evolución del urinario asesino. Hala, besitos.

1 comentario:

Elisa dijo...

Pero qué chollo de trabajo te has buscado!!! Además de codearte con lo más granado de la "jet-set", te paseas por todas las instalaciones, con tu "walkie-talkie" en ristre, cual Sherif de película del Oeste, investigando las deficiencias que puedas encontrar ¿habrá un trabajo más apetecible que sacar defectos al trabajo ajeno? ¡Y encima hasta te pagarán por ello...! Claro que, como todo en esta vida, tiene sus inconvenientes; por ejemplo, quedarte encerrada en el aseo de minusválidos supongo que no habrá sido muy agradable...
Para evitar que vuelva a pasarte un percance parecido, te sugiero que no vayas nunca sola; Ahora bien, por muy estupenda que sea tu compañera Amalia, creo que deberias hacerte acompañar por el apuesto joven, que los chicos para estas cosas son más "apañaos" (lo digo por si pasas mucho, mucho miedo... y tienes que agarrarte fuerte, a alguien...).
De nada, guapa.